miércoles, 5 de octubre de 2011

Historias de Marinos, de Marinos Navegantes

Historias de Marinos, de Marinos Navegantes

 

 "El Pirata" 

Manuel Antonio C. Sánchez 

 

Las Escuelas Navales, son Escuelas de Príncipes.  

 

Estábamos navegando en Chiapas realizando inspecciones a buques sospechosos de narcotráfico y de poder traer a inmigrantes dentro de sus unidades, en el Guardacostas 77 "Juan N. Álvarez" con base en Acapulco Gro., este tipo de navegaciones era cada dos meses y de nuestra base en Acapulco, Gro., zarpábamos y estábamos un mes en Chiapas, a la altura de Puerto Madero Chiapas.

 

Precisamente acabamos de terminar nuestro mes y regresábamos a nuestra base en Acapulco, todo tranquilo, viento y mar en calma, pero estábamos enterados por radiogramas que llegan indistintamente a nuestro sistema de radiocomunicaciones que un mal tiempo estaba entrando a Cabo San Lucas, B.C. y que lo había dejado sin agua y demás estragos de verdad cuantiosos para un puerto vacacional.

 

Llegamos a Acapulco y salimos francos, solo se quedó la guardia y claro está, rápidamente a visitar a mamá Helene, con mis neceseres de siempre, ya eran como las seis de la tarde y saludamos a mi madre adoptiva y contamos las peripecias que habíamos tenido en la Operación Chiapas, empezamos a tomar whisky y dar pormenores, a las diez de la noche partimos al centro de Operaciones " Baby Lobters".

 

Al día siguiente nos asignaron la Operación Cabo San Lucas, cargamos combustible, agua y alimentos, zarpamos a las doce del día.

 

Llegamos a Cabo San Lucas tres días después y les dejamos toda el agua que habíamos trasportado, inmediatamente después zarpamos a La Paz, Baja California a cargar más agua para llevarla, no tenían el tan vital líquido.

 

En la noche llegamos a La Paz y nos atracamos al muelle para empezar a abastecernos de agua, el Comandante salió a dar parte a la zona naval y nadie más salió, se alcanzaba a ver un perrito buscando algo de comer en los botes de basura cercanos pero no encontraba nada y se veía, muy hambriento.

 

Al regresar el comandante iba pasando y el perro se le emparejo, el comandante lo levanto y lo subió al barco, le ordeno al cocinero que le diera las sobras de la cena, le juntaron algo de comida que había quedado y el perro la devoro, lo alcance a ver y tenía sarna y probablemente alguna otra enfermedad.

 

Hable con el Comandante y le solicite autorización para quedarme con el perro, para incorporarlo a la tripulación del Guardacostas 77 "Juan N. Álvarez" y el Comandante me autorizo pero teníamos que hacer algo rápidamente para quitarle la sarna. Un Oficial de Maquinas me dijo, hay que bañarlo en aceite quemado para que se le quite la sarna y posteriormente bañarlo con agua limpia y jabón, la tripulación del Guardacostas 77 adopto en ese mismo momento al nuevo miembro, le puse de nombre "Pirata".

 

Minutos después zarpamos nuevamente a Los Cabos San Lucas ya con un nuevo tripulante que se había quedado profundamente dormido, después de comer y ser bañado lo acomodamos en una bodega mientras se familiarizaba con el barco y la navegación, teníamos que tener precaución para que no se cayera al mar.

 

Al día siguiente zarpamos de Cabo San Lucas hacia nuestra base en Acapulco, Gro. Habíamos dado por concluida nuestra Operación, "el Pirata" se estaba comportando bastante bien, lo sacábamos a la cubierta estando atentos a él, para que no se fuera a caer por alguna banda del barco.

 

Llegamos a Acapulco e inmediatamente le hable a un veterinario para todas la vacunas y una buena bañada, "el Pirata" ya era todo un tripulante del Guardacostas 77.

 

Estuvimos en Puerto varias semanas y "el Pirata" se adaptó muy bien al barco, ya solo comía croquetas y algo que le daba la tripulación. En las tardes a las cuatro salíamos a hacer deportes, a correr, el nuevo tripulante se unía a nosotros y no se despegaba, era completamente unido.

 

Me daba cuenta del agradecimiento que tenía para con nosotros, salimos nuevamente a navegar y el viaje fue tranquilo "el Pirata" se ponía a ladrar a mar abierto sin razón,  la tripulación se quedaba atenta e intentaban ver o escuchar que ponía tan alerta a nuestro centinela y no alcanzábamos a comprender que sucedía, de repente a una distancia razonable empezaron a saltar delfines, era extraordinariamente sensible su sistema auditivo.

 

Cuando estábamos en puerto lo veías a las ocho de la mañana pasando bandera con toda la tripulación. El ya no se acercaba tan descuidadamente a las bandas y estaba al tanto en la guardia del barco, pendiente en la pasarela quien bajaba y quien subía.

 

Llego la orden de trasladarnos a Salina Cruz, Oaxaca para entrar a dique, para reparaciones del casco, ya era más que necesarias, puesto que nuestras navegaciones habían sido muy continuas y el protocolo de mantenimiento ya lo marcaba.

 

Llegamos a Salina Cruz y llenaron el dique para acomodarnos, no hubo ningún tipo de problema, estando en su lugar vaciaron el dique y caímos sobre las maderas. A la altura del puente de mando se colocó la guardia y la pasarela para la entrada y salida de personal, " el Pirata" se adaptó rápido a los cambios que hubo.

 

Tiempo después, el 23 de marzo mataron al Licenciado Colosio, y nos acuartelaron, se realizaban rondines por toda la Base Naval y claro nos acompañaba "el Pirata", daba la impresión de ser un perro entrenado, se comportaba siempre a la altura de pertenecer a la tripulación de un Barco de Guerra de la Armada de México.

 

Semanas después paso la alerta que había en la Base y empezamos a salir francos normalmente.

 

Cierta ocasión " el Pirata", como siempre en la guardia, atento a los movimientos de entrada y salida del barco, en la madrugada llego un marinero  y "el Pirata" salía del barco, venia ebrio y lo pateo, " el Pirata" cayo aproximadamente treinta metros, se me aviso en ese momento y bajamos para ver si estaba vivo, pero fue inútil, ya eran la seis de la mañana y se le enterró cerca del dique, fuimos varios a decirle adiós a uno de nuestra tripulación. Al marinero se le arresto unos días por llegar ebrio a la unidad. Él dijo que había sido un accidente pero, sabíamos que no era así.

 

La tripulación del Guardacostas 77, estaba dolida " el Pirata" era de la familia, respondía por todos y en cada momento trataba de agradecer la buena voluntad de todos.

 

Semanas después el marinero se emborracho nuevamente y se peleó con otros compañeros del barco, en las afueras de la Base Naval,  las circunstancias fueron diversas pero perdió un ojo.

 

Supimos que " el Pirata" ya descansaba en paz.

 

Estas son Historias de Marinos, de Marinos Navegantes. 

 

I.- Mama Helene

 

II.- El "Pelos"

 

III.- Guaymas, Sonora, México

 

IV.- Puerto Rico - Barcelona

 

V.- Judith

 

Marino - Navegante

http://www.marino-navegante.com/